domingo, 8 de julio de 2012

A de arena


Las playas conservan recuerdos que hemos olvidado. La marea borró las huellas de niño que creímos eternas y la primera ola de cada verano nos las devuelve intactas. Sensaciones repetidas al ritmo de las olas y los días. Los pies en la arena abren una brecha en el tiempo. Pisamos sobre nuestro pasado y el agua que nos golpea los tobillos nos recuerda que ya estuvimos allí y éramos los mismos, aunque éramos otros.

Los pies de aquel niño solitario se hunden en la arena, se le queman las plantas y, cuando corre, se pincha con las conchas que ha traído el mar, pero lo agradece. Sigue con su hermano caminos abiertos por huellas desconocidas que quizá los lleven lejos, hasta las rocas. Buscan coquinas. Se tiran contra las olas. Hablan de sus tebeos y sus cosas. La arena caliente en los pies les recuerda dónde están, pues, por momentos, se han ido a lugares mucho más lejanos. Arena entre los dedos, en las páginas de un libro, en el placer salado de los besos, descubierto años después. Dibujos hechos en la playa, marcas que nos orientan en atardeceres como este, en que el mar está lejos y la arena se escapa entre los dedos. A de arena y de memoria y de felicidad.   

El óleo que acompaña esta entrada se titula Día de verano en Skagen y fue pintado por Peder Severin Kroyer en 1884.

2 comentarios:

  1. La arena de una playa, al igual que las "arenas del tiempo", son atemporales; solo nosotros guardamos sus recuerdos y secretos.

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  2. Qué buenos recuerdos has traído a mi mente con tus palabras.
    Eran días de palaya. De sol, juegos y despreocupaciones.
    Un beso Chimi

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